Cómo evitar la retención de líquidos

Retención de líquidos

La retención de líquidos es un problema muy común que afecta a muchas personas, la mayoría mujeres.
El origen puede ser debido a un problema de salud (riñones, cardiovascular, inflamación, alergias) o, como sucede en la mayoría de los casos, estilos de vida que pueden mejorarse. De manera que cambiando determinados hábitos pueden conseguirse mejoras muy importantes y disminuir la retención de líquidos.

¿Qué es la retención de líquidos?

Consiste en una tendencia a retener líquidos dentro del organismo. El estancamiento de estos fluidos se concentra en aquellos áreas del cuerpo donde hay mayor tendencia a la acumulación de grasa: nalgas, muslos y abdomen.

El signo más visible de la retención de líquidos es el edema, una protuberancia visible (antiestética) causada por esta acumulación anómala de líquido en los tejidos. Debido a que una de las consecuencias de esta situación es también una alteración (a veces grave) de la circulación venosa y linfática, que impiden la eliminación de toxinas, a menudo se acumula un buen número de toxinas así como una disminución de nutrientes y oxígeno.

Es un trastorno muy frecuente, especialmente en mujeres y por ello no siempre buscamos la causa que lo está produciendo. De hecho, una gran parte de la población femenina atribuye a este trastorno al exceso de peso, sin pensar en otras posibilidades.

¿Cómo evitarlo?

Se trata de eliminar la causa que lo ha producido. En ausencia de enfermedad, está relacionado con el estilo de vida: fumar, alcohol en exceso, exceso de peso, consumo de alimentos salados, abuso de café u otras bebidas con cafeína, zapatos con tacones usado en exceso son factores que pueden incidir en favorecer la retención de líquidos.

Corregir todos los factores de riesgo descritos anteriormente es un primer paso importante, para prevenir y/o reducir la retención de líquidos.

Debemos realizar una actividad física buena. El movimiento, caminar, natación, bicicleta, favorecen la reactivación y la microcirculación. Mejor caminar que realizar otro tipo de ejercicios que nos demanden más esfuerzo.

En definitiva

– Aumenta el consumo alimentos ricos en agua
– Realiza actividad física para mejorar la circulación
– Bebe mucha agua al día
– Reduce el consumo de sal
– Reduce el consumo de carbohidratos
– Consumo equilibrado de proteínas de origen animal y vegetal.
– Descansa el tiempo necesario
– Favorece el consumo de té e infusiones diuréticas
– No estés sentada mucho tiempo
– No lleves prendas de vestir demasiado apetadas

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